La adaptación a la LOPD y su posterior mantenimiento a lo largo del tiempo nos proporciona una tranquilidad importante, además de una buena imagen para nuestra empresa

Si se presta a la apartado de sanciones reguladas en la LOPD, se puede ver que el importe de las sanciones oscilan entre los 600 y los 600.000 euros. Esto puede llevar a pensar, que dado que el mínimo son 600 euros, se puede asumir el riesgo, y pagar la multa en caso de ser sancionado. Esto supone un cúmulo de errores que puede salir muy caro.

Si nos sanciona por no cumplir la ley, además de la pagar la sanción, se nos obliga a adaptarnos, sino seríamos sancionados de nuevo, pero con más cantidad, ya que supondría un agravante.   Las sanciones no son excluyentes, sino acumulativas, así que en caso de no tener nada realizado, y suponiendo el caso más favorable, que es un nivel de datos básico, nos podríamos encontrar con el siguiente importe:  

• No inscribir el fichero € 600

• No informar en la recogida € 600

• No atender el ejercicio de derechos € 600

• No tener las medidas de seguridad € 6000

• Cesión de datos no regulada € 60,000

Al final el importe total de la sanción seria € 67,800 (Mucho dinero)

Algunos casos reales de incumplimiento de la LOPD y posterior sanción son:

Resolución R/00360/2005 RÍO NEGRO PLÁSTICOS S. Cv

 

Una vez recuperado el servicio, los usuarios tendrán que modificar su contraseña.

Sony ha comenzado el restablecimiento de los servicios de PlayStation Network, interrumpido el pasado 20 de abril tras el ataque cibernético sufrido por el centro de datos de la empresa en San Diego (EEUU). Los países del continente americano serán los primeros en beneficiarse de la nueva puesta en marcha del servicio, que permite realizar descargas y jugar en red con otros usuarios de las consolas PlayStation 3 y PSP.

Tras América, se restablecerán los servicios en Europa, Australia, Nueva Zelanda y Oriente Medio. La empresa ha afirmado en un comunicado que ha implementado medidas de seguridad adicionales para incrementar la protección contra actividades no autorizadas, así como ofrecer a sus clientes "una mayor protección de su información personal". Para ello ha "colaborado estrechamente" con varias compañías de seguridad externas.

El vicepresidente ejecutivo de Sony, Kazuo Hirai, afirma en la nota: "Me gustaría ofrecer mis más sinceras disculpas por todas las molestias que la interrupción del servicio haya podido causar, y dar las gracias a nuestros usuarios por su paciencia mientras llevábamos a cabo el proceso de restablecimiento". Sony España reconoció a finales de abril el robo de datos de los tres millones de españoles usuarios de su red. De ellos, unos 330.000 habrían pagado con tarjeta de crédito su derecho a jugar.

Si alguien introduce el nombre de la gimnasta Marta Bobo en Google, el buscador le ofrecerá cuatro posibilidades. La cuarta es "Marta Bobo anorexia" y conduce directamente a una información publicada en EL PAÍS en julio de 1984. Es una noticia corta, pero categórica: "Marta Bobo sufre anorexia". Cuenta que tres atletas, entre ellas Marta Bobo, se disputan las medallas de gimnasia rítmica de los Juegos Olímpicos, "pero Marta, con 29 kilos a sus 18 años, con anorexia diagnosticada, se encuentra en Los Ángeles en contra de los consejos del psiquiatra. Su situación, no ya anímica, sino física, ha podido ser peligrosa", dice. El texto no identifica las fuentes y tampoco incluye la versión de la interesada.

Marta Bobo tiene ahora 45 años y es profesora de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de A Coruña. Madre de dos niñas, se considera injustamente perseguida por una noticia que, asegura, "es falsa": "Nunca he sufrido anorexia. Nunca se me ha diagnosticado tal enfermedad. Y mi peso no era de 29 kilos, sino que oscilaba entre 39 y 41; ligero, pero lejos de lo patológico teniendo en cuenta que entrenaba nueve horas diarias", dice.

Veintiséis años después, ella y su marido, Alberto Martínez, acuden a la Defensora para que "de algún modo se advierta que la información, aunque se creyera correcta en su momento, resultó ser falsa". No quieren que sus hijas la lean y tampoco que sea utilizada, como ha ocurrido hace poco en otro diario, en contra de ese deporte.

Que Internet está transformando poderosamente la sociedad del siglo XXI nadie lo duda. Ya comenzó a hacerlo en las últimas décadas de la pasada centuria. Ahora, el desafío es delimitar las fronteras (éticas, económicas, políticas) de la Red.

Por ello, la agencia de noticia Servimedia ha querido adentrarse en esta realidad dedicando un Curso de Verano en El Escorial, que se celebrará del 11 al 15 de julio, bajo el epígrafe ‘Los límites de la red’, en el que participarán profesionales de primera línea, como Javier Moreno, director de ‘El País’; Gabriela Bravo, portavoz del Consejo general del Poder Judicial o Artemi Rallo, director de la Agencia Española de protección de Datos.

La inauguración correrá a cargo del ministro de la Presidencia Ramón Jaúregui, y está patrocinado por BBVAAbertisFundación SanitasAdifNovartis, con la colaboración de Estudio de Comunicación.

Representantes de los principales actores implicados en el desarrollo de la red, como los operadores de telecomunicaciones, medios de comunicación, administraciones públicas, las plataformas sociales y la sociedad civil, tendrán voz en este curso.

Conceptos como la neutralidad de la red, sobre la que se ha basado su desarrollo y afianzamiento, el tratamiento de los datos personales, y la inclusividad de las herramientas y plataformas tecnológicas serán el eje del mismo.

¿No le sorprende que las ofertas y promociones de Consum que le llegan a su correo acierten siempre con sus gustos? Su supermercado sabe que usted prefiere las conservas, congelados y productos enlatados a las verduras. Sabe que compra ingentes cantidades de lejía porque usted es muy escrupuloso con la limpieza, y sabe que hacia el viernes, usted adquirirá una caja de preservativos 'por si las moscas'. Consum conoce todos sus gustos porque Consum guarda todos sus datos de compra.

La cooperativa de supermercados ofrece a sus clientes una tarjeta de fidelización a través de la cual el socio acumula puntos cada vez que realiza una compra y la presenta en caja, tal y como se explicó el pasado martes en su presentación de resultados. Con ello, el sistema de Consum acumula los datos de las compras que el cliente ha realizado en cada momento para poder ofrecerle descuentos personalizados según sus hábitos de compra. Este tipo de personalización de la publicidad y promociones se da también en las tarjetas de grandes superficies como Carrefour y MásyMás, entre otros. Otros, como El Corte Inglés, ni siquiera contestan cuando se les comsulta por la cuestión

Este almacenamiento masivo y pormenorizado de datos del consumidor podría entrar en conflicto con el derecho a la privacidad del cliente. Una vez el usuario rellena el formulario y firma el consentimiento de pertenencia al club de fidelización, afirma comprender las condiciones. Sin embargo, en muchas ocasiones, el usuario no es debidamente informado cuando cumplimenta el acuerdo en la caja del supermercado. O bien el dependiente no explica los pormenores que implica la adhesión al club de compra, más allá de conseguir puntos y descuentos; o bien el usuario -seducido por las líneas llamativas anunciando descuentos y ahorro- no lee con detenimiento el extenso texto con minúscula tipografía que vagamente detalla las condiciones.