El secuestro de un barco mozambiqueño participado por Pescanova en el Índico, con dos españoles a bordo, reaviva el drama de un conflicto que la comunidad internacional no termina de combatir con éxito.

Pese al despliegue de la operación Atalanta y a la seguridad privada que acompaña a muchas tripulaciones, la inseguridad en esas aguas es aún evidente. Cuarenta barcos de múltiples países y 700 tripulantes permanecen gobernados por piratas.

El Gobierno se ve obligado de nuevo a trabajar con discreción y en la sombra, pero está claro que las soluciones individuales y coyunturales nunca arreglarán un conflicto de esta magnitud de forma definitiva.

 

FUENTE: www.abc.es