Fernando Puchol Londres, 20 abr (EFE).- La economía británica espera como agua de mayo la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton, confiando en que sirva de gran caja recaudadora y de estímulo para un país que sigue luchando para salir de la peor crisis del último medio siglo.
En una sociedad marcadamente mercantilista como la británica, los cálculos sobre los costes y los beneficios de la boda comenzaron al minuto siguiente de que Guillermo y Kate informaran en noviembre pasado de que se casarían después de ocho años de noviazgo.
No se conocen las cifras exactas de lo que costará la ceremonia, que costearán a medias los padres de los novios, ni del gasto que representará para el Estado garantizar la seguridad de la familia real y de los cientos de mandatarios extranjeros invitados.
La visita del papa Benedicto XVI en septiembre pasado costó 2 millones de libras (2,26 millones de euros) y, según el ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes, la seguridad privada, la infraestructura periodística y los adornos callejeros dejarán una cuenta de 10 millones de libras (11,3 millones de euros).
Además, se estima que los preparativos de la ceremonia supondrán un coste de 2 millones de libras (2,26 millones de euros) para la abadía de Westminster, que se financia con las entradas que pagan los visitantes y que se cerrará una semana para instalar las cámaras de televisión y proceder a las inspecciones de seguridad.
Se espera que 600.000 personas, entre nacionales y extranjeros, viajen ese día a la capital británica para asistir en directo a la boda más esperada de los últimos años.
Según Martine Ainsworth-Wells, directora de marketing y comunicación de Visit London, Londres ingresará el 29 de abril entre 30 y 50 millones de libras (entre 33,9 y 56,5 millones de euros), con un gasto medio de 67 libras (unos 76 euros) por visitante y día.
Es indudable que el enlace es un regalo publicitario y los responsables del turismo de este país, visitado anualmente por 33 millones de personas, quieren que la boda sea el punto de arranque para revalorizar un poco más la marca "Britain" en el mundo.
A la boda le seguirán el "Diamond Jubilee", con el que se conmemorarán a partir de febrero de 2012 los 60 años de reinado de Isabel II de Inglaterra, y los Juegos Olímpicos de Londres 2012 entre los meses de julio y agosto.
Sandie Dawe, directora ejecutiva del organismo turístico VisitBritain, también ofreció cifras para el optimismo, ya que las reservas de habitaciones de hotel para el fin de semana de la boda se han incrementado en un 260 %, según los datos de Expedia.
Eurostar, la línea de alta velocidad que une Londres con el continente, ha informado por su parte de que ha registrado un aumento de la venta de billetes para esos días en torno al 30 %.
Con la economía británica peleando por salir definitivamente de la recesión -el PIB se contrajo un 0,5 % en el último trimestre de 2010-, no se trata de un asunto menor, en tiempos en los que el Reino Unido afronta las consecuencias del mayor recorte presupuestario desde la II Guerra Mundial para combatir el déficit.
La industria turística genera anualmente 115.000 millones de libras (129.950 millones de euros), más del 10 % del PIB, de los cuales 4.600 millones de libras (5.198 millones de euros) son ingresos procedentes de los lugares relacionados con la cultura y la tradición de este país, lo que en buena parte incluye el "turismo monárquico".
Hace meses que los comercios minoristas empezaron a vender platos, tazas y bolígrafos con los retratos de los prometidos, lo que incidirá en una mejora en los indicadores de consumo.
Neil Saunders, director del centro de análisis minorista Verdict, cifró en más de 100 millones de libras (113 millones de euros) los ingresos por el merchandising, mientras que el Centro de Investigación Minorista (CRR) estimó en 236,5 millones de libras (267,2 millones de euros) el gasto adicional en comida y bebida.
Aprovechando el día festivo, habrá fiestas familiares y populares, incluidas las de los grupos antimonárquicos, y los pubs tendrán permiso para cerrar dos horas más tarde de lo habitual, a la 1 de la madrugada, en la víspera y el día de la boda.
Son elementos que invitan al optimismo, aunque no todo el mundo hace una lectura de rentabilidad del 29 de abril.
La Confederación Británica de Industrias (CBI) -la patronal del Reino Unido-, advierte de que días festivos extra, como el concedido para la boda real, le cuestan a la economía 6.000 millones de libras (6.900 millones de euros) en términos de productividad.
El ministerio de Empresas rebaja ese impacto en la productividad hasta los 2.900 millones de libras (3.270 millones de euros).
Stephen Alambritis, de la Federación de Pequeñas y Medianas Empresas, aseguró que entre abril y mayo habrá tres semanas con un menor número de días de trabajo, por la sucesión de la Semana Santa, la boda real y la festividad del Primero de Mayo.
Para conocer el resultado final habrá que esperar a que se hagan las cuentas y la única referencia fiable es histórica.
La boda del príncipe Carlos y Diana Spencer costó al Estado 30 millones de libras del año 1981, lo que traducido a cifras actuales equivaldría a unos 75 millones de libras (84,7 millones de euros).
En aquella ocasión, la inversión mereció la pena, porque supuso un impulso al sector minorista de 680 millones de libras, lo que en dinero de hoy se traduciría en 1.700 millones de libras (1.920 millones de euros). EFE
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