Para ellos trabajar se había convertido en algo más que una obligación que debe soportar con resignación ese porcentaje de los españoles que está en activo. Cada madrugada de los sábados y los domingos, a partir de las 6 de la mañana, la seguridad de los conductores de Comes quedaba en entredicho gracias a las ganas de 'fiesta' de alguno de los viajeros de las líneas de San Fernando o Puerto Real. Destrozos en el autobús, peleas o amenazas a los conductores de Transportes Generales Comes, se convirtieron en contratiempos de las primeras rutas del fin de semana después de que la empresa decidiera prescindir el pasado mes de junio de la seguridad privada en las paradas de cabecera en la plaza de las Tortugas y la verja del Muelle.
Los trabajadores quedaron indefensos ante graves incidentes como la reyerta que se originó en pleno autobús hace unas semanas. Las protestas de comité ante esta situación han motivado que, desde el fin de semana pasado, se haya retomado la vigilancia privada en las primeras paradas de San Fernando y Puerto Real. Una presencia que unida a la relativa ausencia de incidentes garantizó las madrugadas de sábado y domingo con relativa tranquilidad, como puntualizó ayer el miembro del comité y encargado de velar por la seguridad laboral de los empleados, Francisco Ortiz de Galisteo.
El fin de la situación de inseguridad en las paradas fue posible gracias a que el Consorcio Metropolitano de Transportes decidiera recuperar la presencia de vigilantes en la zona. Sin embargo, para los trabajadores se trata de una «solución cercana y válida» pero insuficiente, como puntualizó ayer Ortiz de Galisteo.
De hecho, la recuperación de la medida garantiza la seguridad en las paradas más problemáticas pero no en el resto de puntos o en el interior del propio transporte. A pesar de que a juicio de Ortiz la medida sirve «para que a más de uno los humos se le aplaquen un poco», el delegado de protección del comité considera que los conductores alcanzarán la seguridad en sus puestos de trabajo cuando se equipare los niveles de protección a los que poseen los empleados de Tranvías.
Esto supone medidas de seguridad pasiva como cámaras de vigilancia o la instalación de mamparas, «aunque sea una acción algo desagradable». O, al menos, garantizar la seguridad de los conductores y los usuarios con la presencia de los vigilantes en el interior del autobús y la presencia de inspectores que se eviten la presencia de polizones en el interior del transporte.
«Somos conscientes de que la gente tiene que moverse. Defendemos lo público», apostilló Ortiz. Precisamente por ello, el miembro del comité entiende que estas medidas «son necesarias». «Hay que entender que se trata de una medida muy limitada a dos horas y garantizaría la seguridad», puntualiza Ortiz.
Por ello, el comité tiene previsto enviar a lo largo de esta semana un nuevo escrito a la Dirección General de Transportes exigiendo la incorporación de los vigilantes al trayecto en su tramo por Cádiz. La idea de los trabajadores es que las dos instituciones implicadas en la seguridad de conductores y usuarios, consorcio de Transportes y Comes pongan de su parte para subsanar un problema que no solo se da en la plaza de las Tortugas. «Hay que tener en cuenta que otras paradas también son inseguras, como la de Telegrafía Sin Hilos -explica Ortiz y añade- ¿Porqué hay que esperar a que ocurra algo grave para tomar la decisión?».
FUENTE: www.lavozdigital.es