La oleada de robos obliga a contratar seguridad privada para las fincas

Los agricultores no van a quedarse de manos cruzadas ante la nueva oleada de robos. El sector, a través de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), está organizándose para contratar a empresas de seguridad privada que vigilen las explotaciones y las protejan de los amigos de lo ajeno. Esta semana volvía a sonar la voz de alarma en el sector, después de que la asociación denunciara nuevos episodios de sustracciones en fincas agrícolas que durante los últimos meses se estaban produciendo en municipios como Vilaflor, Arona, San Miguel y Granadilla.

Sin embargo, este tipo de robos son algo a lo que ya están acostumbrados quienes están vinculados con el sector. Así lo confirma el secretario general de Asaga, Javier Gutiérrez, quien considera que "las sustracciones en el sector primario son algo histórico". Aun así, cada cierto tiempo el colectivo denuncia una nueva oleada en la Isla.

Por este motivo, "estamos teniendo contactos con distintas empresas y valoramos asumir el coste de contratar seguridad privada", explica Gutiérrez. Aunque el representante del sector reconoce que deberían ser las administraciones públicas quienes velasen por la seguridad de los ciudadanos, "siempre se nos da el mismo discurso, que no disponen de los efectivos necesarios para ello, pero, claro, eso no es culpa nuestra". Por eso, asegura que se han visto abocados a asumir "ese gasto económico, porque en algunos sitios no nos está quedando otra", a pesar de que en muchos casos en el sector "la rentabilidad es poca y tener un gasto extra para preparar la explotación se nos va de las manos"'.

Gutiérrez explica que la situación ya se está volviendo inasumible para algunos productores, que, incluso, por el miedo a perder su cosecha "hacen rondas durante la noche en su explotación". Una circunstancia que "conlleva un peligro y obliga a los agricultores a asumir unas responsabilidades que no les corresponden y que pueden tener unas consecuencias".

El secretario general de Asaga resalta que el sector está satisfecho por la actuación que ha realizado tanto el grupo ROCA de la Guardia Civil como los efectivos de la policía en su jurisdicción; sin embargo, alega que a pesar de la cantidad de denuncias que se ponen no es suficiente. "Se cogen a muchos culpables, pero no a todos", sostiene, y además apunta que se trata de "grupos organizados que conocen la zona y lo hacen de forma nocturna".

Bajo su punto de vista, instalar medios de vigilancia complementarios "supone un gasto muchas veces inasumible para los agricultores", ya que las fincas "normalmente están preparadas para cultivar, no para que nadie entre en ellas".

Una situación que incluso ha llevado a algunos agricultores a abandonar sus fincas después de años de trabajo tras constatar que no son rentables. "Es el mundo al revés, el que quiere hacerlo bien no puede, mientras que los que lo hacen mal siguen en las mismas", critica.

Para Gutiérrez los robos en las explotaciones agrícolas sucedían hace años motivados por la necesidad de subsistencia. "La gente robaba la comida para sobrevivir", algo que ha cambiado mucho en la actualidad cuando "los amigos de lo ajeno roban para vender después los productos y sacar una rentabilidad económica".

El problema de los robos se hace más constatable en algunos tipos de producción como el aguacate, debido a que se trata de un cultivo que puede sustraerse de manera sencilla y a través del que los amigos de lo ajeno obtienen una gran rentabilidad. Pero no solo se centran en las diferentes cosechas que se cultivan en la Isla, sino también en cualquier tipo de material a través del que puedan obtener ganancias como llaves de agua, mangueras, tubos y aparejos.

De esta manera, a las pérdidas que el agricultor debe asumir por lo robado, hay que sumar las que vienen derivadas de las consecuencias de esa sustracción de material. "Por ejemplo, si te roban los accesorios de riego que suelen ser metálicos tardarás un tiempo en reponerlos todos, lo que conlleva gastos de mano de obra, y durante ese tiempo en el que esté la explotación sin regar puede perderse también parte de la producción", explica Gutiérrez.

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Fuente: Eldia