¿Cuán seguras son las empresas de seguridad?
Las alarmas a día de hoy son sinónimo de seguridad, pero ¿Cuán seguras pueden serlo?. El mercado de la seguridad está plagado de servicios y sistemas de alarma sobresaturando la información y conocimientos al usuario final, pero a día de hoy el propio usuario que contrata un sistema de seguridad y los servicios no es capaz de entender con exactitud toda la información.
Es muy común que el usuario que contrata este tipo de servicios y dispositivos solo se queda con unos conceptos muy claros, cuánto le va a costar y que ahora estará protegido. Este concepto hace que a día de hoy las empresas puedan tener carta blanca para ofrecer productos “de seguridad” totalmente camuflados por lo que son, “productos financieros”.
Se hace muy evidente que existe una frontera muy difusa entre la Ley de Seguridad Privada, las Órdenes Ministeriales y por supuesto lo que hacen realmente las empresas de seguridad. Es correcto decir que es totalmente lícito que una empresa “privada” de seguridad su finalidad principal sea el lucro pero, ¿cuánto vale la seguridad de las personas?, ¿Quién determina el valor y el nivel de lucro a costa de vivir tranquilos?.
Disertando sobre el concepto personal sobre qué es una empresa de seguridad y lo que ello implica solo me quedan tres cosas claras: la falta de implicación y acatamiento de las leyes por parte de las empresas de seguridad, los objetivos ocultos y por supuesto jugar con el desconocimiento del usuario final.
¿En qué lugar se encuentran los sistemas electrónicos de seguridad?, para ello las empresas solo buscan sistemas que se ajusten mejor al nivel de servicios que quieren ofrecer a sus clientes, no sería lo ideal buscar dentro de ese eufemismo la búsqueda intrínseca de tecnología que realmente sí protejan los ideales de lo que se consideraría que debe ser una empresa de seguridad. Esta búsqueda entre lo que debería ser lo ideal y lo que es se puede resumir con solo una palabra, dinero.
A día de hoy esta tecnología solo está al alcance de unas pocas personas y empresas que puedan salirse de este círculo vicioso, adquiriendo sistemas totalmente seguros donde la finalidad real sea la protección total de las personas, empresas o propiedades. ¿Qué pasa con el resto de los mortales?, nos limitamos a adquirir una seudoseguridad para acallar esa intranquilidad diaria.
Solo faltan 5 años para la finalización de la moratoria de la INT316/11, realmente los usuarios finales no saben lo que va a ocurrir el 12 de agosto del año 2021, si tuviésemos que acatar las leyes, todas las empresas se seguridad tendrían que tener en su receptora de alarmas solo aquellas alarmas que cumplan con la INT316/11 y la famosa EN50131.
Me invade cierto desconcierto sobre lo que puede pasar, entre que las pequeñas empresas de seguridad que no puedan asumir a coste cero la actualización de los sistemas de seguridad de sus clientes y lo que va a pasar con las grandes.
Si las leyes son tajantes con la moratoria solo las empresas más grandes serán las grandes beneficiadas quedándose con todo el parque de sistemas que no cumplan la norma, y con la certeza del cese de numerosas empresas de seguridad debido a la fuga de sus clientes.
En el otro caso en que la moratoria por seguridad privada a la actualización de los sistemas decida posponerla o modificarla eso significará cierto respiro pero del todo, ya que pueden aprovechar las grandes empresas de seguridad en la realización de campañas agresivas ante dicha situación.
La autofinanciación de los sistemas de alarma por parte de las empresas se seguridad creará una desigualdad entre las grandes y pequeñas, reduciendo a la mínima expresión el volumen de clientes entre las pequeñas no autosoportándose su estructura financiera. Supongo que todo el mundo sabe cuál serán las favoritas pero ¿y el resto?....LEER NOTICIA COMPLETA.