Ceuta:La clave del Tarajal
En marzo de 2008, el Gobierno local vendía a bombo y platillo su plan de actuaciones en el polígono del Tarajal con el objetivo único de regularizar las naves que estaban al margen de la ley y organizar los negocios allí asentados para, gracias a esa normalización, celebrar un periodo de tranquilidad con los porteadores.
La máxima era: polígonos bajo control, camalos normalizados.
Por aquel entonces la Consejería de Fomento informó del cierre inmediato de doce naves así como de la suspensión de la actividad en 28 negocios que no cumplían con lo declarado. En ese periodo ya se hablaba de la presencia de consignas y el propio presidente de la Ciudad, Juan Vivas, advertía de que su equipo iba a ser “inflexible” en las naves, cerrando todas aquellas que se movieran al margen de la ley. Siete años después, con un polígono envuelto en un caos, con unos agentes que se enfrentan a diario con infernales jornadas laborales, con un repunte de porteadores sin igual, el Gobierno se ve incapaz de ofrecer los resultados de lo prometido por aquel entonces.
Las cifras difundidas en el pleno del pasado lunes son demoledoras: sólo el 26% de las naves del Tarajal tiene licencia y un 25% tiene orden de cierre.
El Gobierno contabiliza además 286 naves, muchas más de las registradas hace siete años. ¿Qué ha pasado, qué se ha hecho durante todo este tiempo para que los locales no solo aumenten sino que además lo hagan por caminos ajenos a la regularización? Los propios comerciantes denuncian la intromisión de testaferros que trabajan para empresarios marroquíes y que se encargan de canalizar la mercancía que llega al puerto con el propósito de salir directamente por el Biutz, sin que haya sido ni generada ni organizada en el propio polígono. Es decir, el que fuera bautizado como pulmón económico de la Ciudad no estaría más que funcionando como una plataforma para mercados marroquíes que utilizan ese tránsito para sacar los bultos dentro de los que, supuestamente, hay mercancía china. ¿Cierto?
Las últimas operaciones contra el fraude, que fueron auspiciadas por el anterior delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, demostraban lo contrario.
Buena parte de esa mercancía no era ni china, ni tenía el escaso valor que se declaraba. Dentro de los bultos no solo se carga ese tipo de mercancía declarada. Las fuerzas de seguridad españolas y también los aduaneros marroquíes han llegado a encontrar dentro de bultos que aparentaban el tránsito de pañales, ropa usada o mantas, grandes lotes de teléfonos móvil de tecnología o, más grave aún, armas despiezadas. Incluso se ha encontrado material médico sustraído del Hospital Universitario y maquinaria despiezada cuyo tránsito por la frontera del Tarajal sería inviable.
El cordón empresarial nacido en el corazón del Tarajal debería estar controlado, sus naves puestas al día y su actividad económica más que declarada. En ese marzo de 2008, un año antes de la muerte de dos porteadoras y después de múltiples tensiones entre los comerciantes por la falta de seguridad y de ordenamiento en la zona, el Gobierno local se comprometió a tener un listado de las naves para,tras iniciar un proceso extraordinario de regularización, no permitir que hubiera sorpresas.
“Es la nueva regulación de la actividad comercial en los polígonos del Tarajal para normalizar su situación”, se explicaba en una nota de prensa publicada por El Faro en esa fecha. Siete años después, el mismo Gobierno se afana en cumplimentar lo que ya debía haberse hecho. Pero hay más. No hace falta irse tan atrás en el tiempo. En enero de 2013, se dieron a conocer más estadísticas sobre los negocios del Tarajal. Hace tan solo dos años, la Ciudad reconocía que solo el 50% de las naves del Tarajal estaba regularizada y cifraba los locales en 260. ¿Cómo es posible que dos años después no solo hayan aumentado las naves sino que, además, haya disminuido el tanto por ciento de las que están regularizadas?, ¿sabe hoy por hoy la Ciudad qué naves funcionan de forma reglada y cuáles lo hacen a modo de consignas?, ¿puede caber una explicación sobre el incremento de almacenes descontrolados en solo dos años?, ¿y en siete?
En el Tarajal no solo ha habido asentamiento de consignas y de almacenes de dudoso funcionamiento (incluso ha habido algunos en los que no ha intervenido la Guardia Civil ante la carencia de orden judicial de entrada a pesar de tener sospechas de que podían servir de zulo de droga), también se han registrado fugas de empresarios tradicionales al no poder soportar más las presiones de los alegales, unido a la situación de inseguridad generada.
El pasado viernes, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, confesaba a los medios de comunicación lo complicado de controlar su parte competencial en el Tarajal debido al aumento de porteadores y al tamaño de los bultos. Curiosamente el censo extraordinario de camalos que se benefician de una residencia pretendida en el norte lleva años incrementándose, al igual que el volumen de los bultos. Ambas claves han sido una constante en el Tarajal desde hace muchos años, los mismos que se lleva comprometiendo un plan extraordinario.
El origen no está en eso, más bien en el vacío de control existente en un cordón empresarial que hoy por hoy acoge a empresarios desconocidos para los tradicionales, regentes de naves que ni siquiera saben hablar español, dirigentes que solo tienen su base operativa para servir de consigna de mercancías o para, más grave aún, dar acogida a miles de porteadores que hacen noche en Ceuta y que son los que, antes de que abra el Biutz, se cuelan con sus bultos generando el caos que se registra día tras día.
Algunas naves han sido modificadas de forma ilegal y hoy por hoy muestran hasta dos o tres departamentos distintos, es decir, se han transformado en una especia de almacenes patera en donde duermen los camalos que pueden pagar por ello, ya que el resto tiene que echar mano de cartones u ocultarse en la playa. ¿Cómo se ha permitido este tipo de construcción?, ¿qué garantías se ofrece a las miles de personas que pueden dormir en una noche en esas consignas ante una construcción llevada a cabo al margen de cualquier legalidad y de la que la propia Ciudad no tiene siquiera constancia?, ¿se sabe que cocinan en su interior?...LEER NOTICIA COMPLETA.