Aunque no fue sin previo aviso, como ocurrió en 2009 con el Klaus o hace un año con el Flora, el temporal de lluvia que anegó la mitad sur de Galicia la semana pasada no cogió a las autoridades todo lo preparadas que deberían estar ante un fenómeno que dejó a su paso precipitaciones torrenciales. Las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología, que avisó el pasado jueves por riesgo bajo de lluvias en el suroeste de A Coruña y la provincia de Pontevedra, estuvieron lejos de la realidad y le valieron ayer las críticas de la Consellería de Presidencia por quedarse corta en su previsión. "La Xunta movilizó numerosos efectivos para hacer frente al temporal de lluvia que afectó a Galicia, que dejó niveles de precipitaciones intensos a pesar de que el episodio fue catalogado con alerta amarilla, el nivel más bajo de alerta, por la Agencia Estatal de Meteorología", argumentó en un comunicado Presidencia. 

Los reproches de la Xunta van dirigidos contra la Aemet porque, tal y como aclara, "es la única que puede emitir de forma oficial alertas ya que el Gobierno central no tiene transferido a Galicia el servicio meteorológico". Se trata de una vieja demanda competencial que tras el triunfo del PP en 2009, el Gobierno gallego volvió a reclamar junto a otros nueve traspasos pendientes. 

Galicia es, de hecho, la única comunidad española que todavía no ha asumido esta competencia a pesar de contar desde hace años con un organismo de meteorología propio. Esto significa que, en la práctica, la Aemet es la única que puede decretar una alerta y ordenar que se activen los servicios de Protección Civil y emergencias de la comunidad para prevenir una situación de riesgo. El protocolo de actuación, no obstante, solo se pone en marcha a partir de un nivel de alerta naranja por lo que la semana pasada, a pesar de que las lluvias fueron torrenciales y de que en algunas zonas se superaron los 80 litros en solo 12 horas, la Dirección Xeral de Emerxencias no había recibido ninguna advertencia. "No había ninguna alerta, por lo tanto no se podía activar ningún operativo", explica Presidencia. 


Desde la delegación territorial de la Aemet prefieren guardar silencio, al menos hasta evaluar todos los datos relacionados con el fenómeno que la semana pasada dejó en algunas estaciones casi 300 litros en solo tres días, es decir, la mitad de lo que llueve en toda España en un año. La agencia tan solo aclaró ayer que se activó el protocolo habitual tras un episodio de este tipo y estudia ahora sus propios informes meteorológicos para saber qué ocurrió.

Ésta no es la primera vez que las previsiones de la Aemet están en el punto de mira. El 14 de enero de 2010, Flora barrió Galicia con vientos huracanados que dejaron un reguero de incidencias y desperfectos. No hubo alertas ni avisos de ningún tipo aunque dos días después la Aemet admitía que habían detectado el ciclón pero, por algún motivo, no puso sobre aviso a la Xunta. Aquel incidente derivó en una investigación interna por parte de Aemet y Meteogalicia, servicio dependiente de la Xunta y que tampoco había dado el aviso, se vio obligada a revisar su modelo de predicción para poder detectar en el futuro un fenómeno similar. 

Aunque esta vez al menos sí hubo alerta, la predicción de Meteogalicia también coincidió con la de la agencia estatal. El aviso por lluvia que dio para el jueves fue de alerta amarilla y aunque el sábado advirtió de precipitaciones muy intensas que movilizaron a un operativo de 1.500 personas, sus propios meteorólogos admitieron que la predicción había sido "exagerada". 

No obstante, el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, salió ayer en defensa de sus técnicos y tras admitir que el pronóstico para el sábado no se correspondió con la realidad, añadió que "el resto de los días la previsión fue certera". "Lo que pasó es que se acumularon muchos litros por metro cuadrado y por eso tuvimos una situación excepcional", razonó.

El responsable de Medio Ambiente –que ayer visitó las comarcas de Pontevedra y O Salnés, dos de las más afectadas– dio por restablecida la normalidad en Galicia y destacó la rapidez con la que se repusieron los servicios averiados por un episodio que calificó de "excepcional" y con "intensidades de lluvia fuera de lo normal".

Esa vuelta a la normalidad permitió ayer a los técnicos de la Xunta iniciar la evaluación de los daños, paso previo para determinar si se aprobarán líneas de ayuda. Un trabajo que ya han realizado en el Concello de Pontevedra, donde se calcula que los desperfectos superan los tres millones y que exigirá financiación a la Xunta por no alertar convenientemente del temporal.

 

FUENTE: www.farodevigo.es