Fuga de documentos del antiguo centro de menores Los Rosales. Varios archivos con datos personales de los menores internos y sus cuidadores, la medicación administrada y otros asuntos de la vida diaria en el centro –en la calle de Monseñor Óscar Romero (Carabanchel)– han llegado a manos de vecinos del distrito.

Ellos aseguran que los encontraron en el centro, abandonado desde abril y colonizado por varias familias de rumanos. Sin embargo, la Consejería de Interior, de la que dependen los centros de menores, no da crédito al abandono y ayer investigaba, preguntando trabajador por trabajador, si quedó algún documento sin destruir, en contra de lo que consta en los informes de la consejería.No obstante, el caso llegó el pasado 25 de octubre a la Agencia Española de Protección de Datos, según confirmaron ayer desde la entidad, que dará “traslado inminente de la documentación” a su homónima regional. “Se entregaron decenas de originales que han sido recopilados por vecinos del lugar abandonado”, aseguraba ayer Antonio Abueitah, de la asociación de vecinos Carabanchel Alto.Desde la consejería señalan que ninguno de los documentos de los que hasta ahora tienen constancia son expedientes de los antiguos internos, trasladados al centro Teresa de Calcuta. “Existen unos protocolos de destrucción de la documentación que no es básica, y según nuestros reportes todo se ha destruído”, señaló ayer una portavoz regional. Además, aseguran que un servicio de seguridad privada vigiló el lugar durante 15 días después del traslado y no se detectó documentación en el lugar.La situación ayer en la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor era muy tensa y se organizó una reunión urgente con la empresa que gestionaba el centro, Siglo XXI. La teoría es que un antiguo trabajador podría haber hurtado los documentos, fechados entre 2003 y 2006.  Ropa y niños corriendoEl antiguo centro de menores está ahora ocupado por varias familias de gitanos rumanos, según pudo comprobar ayer este diario.  Ropa tendida y niños correteando sugieren que han hecho del antiguo centro de menores su hogar.Tres hombres en torno a una litrona impiden el paso más allá del primer muro. Sólo uno se atreve a indagar en un precario español las intenciones de los visitantes en busca de documentos. “¿Archivos? Ah, sí”, dice antes de iniciar una discusión con sus acompañantes. Uno de ellos se levanta amenzante con la botella de cerveza en la mano. “Aquí estamos tranquilos con nuestros hijos, mejor te vas”, dice haciendo del lugar ocupado, del que es titular Instituciones Penitenciarias, su propiedad. Sin embargo, parece que la tranquilidad ha desaparecido en el barrio desde que se instalaron en abril. “Habrá como 40 personas. Han desarmado el edificio, han quitado todas las puertas de acero, las verjas, todo lo que era chatarra”, explica la vendedora de flores del antiguo cementerio, justo enfrente.Oleada de robos en el barrio Los  vecinos de la calle del Pingüino, a poca distancia del antiguo centro, amanecieron ayer con todos los tiradores de los portales cortados o arrancados. También faltaban las barras de metal de los felpudos. “Será casualidad, pero los robos han empezado después de que ocuparan el centro”, dice una vecina.

 

FUENTE:  www.adn.es