Las agencias de seguridad privada no son las únicas que pierden las armas de fuego asignadas para su trabajo diario. Los miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) han acumulado desde la fundación de la corporación a la fecha un total de 1,991 armas perdidas, según las estadísticas reveladas por la División de Armas y Explosivos (DAE) de la Policía.

 

Eso significa que cada año desde que fue creada la Policía se ha registrado un promedio anual de 110 armas de fuego de diferente calibre hurtadas, extraviadas o robadas a agentes policiales.

 

De acuerdo con las estadísticas de la DAE proporcionadas por el director de la PNC, Carlos Ascencio, la cantidad de armas de fuego propiedad de la corporación perdidas en los últimos dos años ha sido menor en comparación con años anteriores. En 2009, fueron 18 los policías que reportaron a sus superiores la pérdida de su arma. En 2010 la cifra se duplicó a 34. Las primeras tres pérdidas de armas entre enero y los primeros días de febrero de 2011 no son alentadoras.

Al igual que la armería perdida por las empresas de seguridad privada cuantificadas en 1,731 por la División de Registros y Control de Servicios Privados de Seguridad de la PNC, el destino de las armas policiales es la delincuencia o el crimen organizado, según criterio del jefe de esa división policial, comisionado Raúl Ortiz Mancía, que basa su afirmación en el origen ilícito de esas armas (hurto y robo).

Aunque la Subdirección de Investigaciones de la PNC continúa sin revelar cuántas armas perdidas por agencias de seguridad y Policía se ha comprobado fueron utilizadas en homicidios, el Centro de Criminología y Ciencias Policíacas (CETRIPOL) reveló que de los 27,000 crímenes registrados en los últimos siete años, 21,000 fueron cometidos con armas de fuego.

Proyectiles policiales

La utilización de armas propiedad de la Policía en hechos delictivos no es nueva, a pesar de los intentos de las autoridades de la corporación por ocultarlo. Hace ocho meses el análisis balístico de uno de los hechos más atroces registrados en la historia reciente del país reveló la utilización de un arma policial en la ejecución de la masacre de Mejicanos.

Horas después de sucedida la masacre la PNC decomisó seis armas de fuego en dos casas donde residían parientes de los presuntos ejecutores del hecho que provocó la muerte de 17 personas dentro de un microbús.

Dos de esas armas pertenecían a la corporación, y habían sido asignadas años atrás a dos agentes. En 2007 y 2009 fueron reportadas como robadas y extraviadas.

La prueba balística reveló que del arma robada a un agente de la División Antinarcóticos (DAN) a mediados de 2007 en el centro de San Salvador habían salido 18 disparos contra los pasajeros del microbús, cuando intentaban escaparse del fuego encendido por pandilleros. Los casquillos quedaron en medio de la estructura del microbús calcinado y el hollín que cubrió el asfalto de la calle.

La balística no pudo comprobar que la otra pistola CZ reportada como extraviada en el interior de un taxi en septiembre de 2009, por un agente de la División de Protección a Personalidades Importantes (PPI), fuera disparada en la ejecución de la masacre.

El agente del PPI estaba destacado en el cuido de una embajada y olvidó el arma en un taxi cuando se transportaba presuntamente en estado de ebriedad.

Los parientes que resguardaban las armas incautadas luego de sucedida la masacre fueron condenados a 12 años de prisión.

El subdirector de Investigaciones, Howard Cotto, descartó indicios para vincular a los policías con los ejecutores de la masacre.

La Inspectoría General de la PNC tampoco ha revelado la cantidad de miembros de la corporación que se les sigue un proceso disciplinario por la pérdida de su arma de equipo, ni cuántos han sido sancionados en los últimos años. Los agentes policiales aseguran que se llevan sin autorización las armas ante el riesgo por la delincuencia mientras se trasladan a sus hogares (ver nota aparte).

El director de la PNC aseguró que han mejorado el control interno en la autorización del uso de las armas de fuego de sus miembros fuera de los horarios laborales y disminuir la pérdida de la armería y que caigan en manos de la delincuencia. “No todo el personal anda portando su arma, esa medida de control ha ayudado bastante”, dijo.

 

Entre esas armas reportadas como extraviadas en 1999 está una marca Famae, modelo Saf 9 milímetros, que años atrás había sido asignada al comisionado Ángel Barquero Silva, 10 años después fue decomisada por la Policía a miembros de una pandilla luego de cometer un ilícito y esconderse en una vivienda ubicada en la colonia Tikal Norte de Apopa.

Barquero Silva argumentó que el arma la había devuelto meses antes de ser extraviada, y asignada después a dos policías, sancionados internamente. La PNC ha guardado silencio por este caso.

FUENTE: www.laprensagrafica.com