Las salas de espera de los hospitales porteños estaban vacías, silenciosas y oscuras. Incluso algunas cerradas con llave. Encontrar un médico ayer caminando por los pasillos era casi imposible: la gran mayoría acató la orden de la Asociación de Médicos Municipales que protestó contra el retiro de la Policía Federal en los centros de salud. Los encargados de informarles a los pacientes que llegaban con turno a atenderse eran los enfermeros, residentes e incluso los efectivos de seguridad privada. “Tenía un turno para hacerme estudios prequirúrgicos para una biopsia y me acaban de avisar que no me los voy a poder hacer. Lo peor de todo es que no me dicen cuándo tengo que volver porque no saben hasta cuándo va a seguir el paro. Yo entiendo que un hospital no puede funcionar sin custodia policial pero viajé dos horas desde Glew para llegar a horario”, se quejó Ruth Revilla, paciente del Rivadavia.
En el caso del Pinero, el edificio de los consultorios externos estaba cerrado con llave, con luces apagadas y una persona de seguridad custodiando la puerta. “Este paro nos está perjudicando a todos. Cuando el hospital vuelva a abrir la gente va a tener que venir a las 3 de la mañana si quiere conseguir un turno”, criticó Florencia Bianchi, trabajadora social del hospital.
Pocos médicos fueron a sus trabajos de civil para visitar a sus pacientes más enfermos, como los oncológicos o a recién operados, y se fueron rápido. “Defendemos el paro, es una causa justa. Necesitamos policías en los hospitales porque se mete cualquiera. Cuando vienen familiares de enfermos a veces se ponen agresivos, también hay pacientes psiquiátricos que son muy difíciles de tratar e incluso hubo ocasiones en las que los médicos recibieron golpes”, insistió Andrea Salcedo, instrumentadora quirúrgica del Alvarez.
FUENTE: www.clarin.com