El Cuerpo Nacional de Policía de Gijón ha sancionado a los tres agentes que se encontraban como responsables del calabozo la noche que se fugó un detenido, a mediados del pasado mes de marzo. La investigación interna para esclarecer las causas que posibilitaron la huida del delincuente -detenido horas antes acusado de robar en un bar- han determinado que sí existió responsabilidad de los funcionarios que lo custodiaban.

El policía que tenía como cometido supervisar las cámaras de seguridad ha sido sancionado con cuatro días de suspensión de empleo y sueldo, mientras que a los dos agentes a los que el fugado dejó encerrados dentro de los calabozos, han recibido una sanción de dos días una de ellas, y apercibimiento para su compañero.

Consiguió escapar desde su celda por el falso techo, levantando una de las láminas y desplazándose hasta el pasillo de la estancia. Aprovechó la entrada de dos agentes que habían sido llamados para acompañar a otro detenido al baño para escabullirse por la puerta y encerrarlos en su interior, sin posibilidad de salir, ya que la puerta únicamente se acciona desde el exterior. Una vez en la sala de seguridad, logró encontrar el dispositivo de apertura y huyó a la calle. Fue detenido seis horas más tarde en el barrio de La Calzada.

Desde un primer momento, tanto los policías afectados por lo ocurrido, como desde los sindicatos y prácticamente el resto de la plantilla de las dependencias de El Natahoyo, achacaron la huida del reo a un «daño estructural» en las instalaciones.

Por ese motivo, las sanciones impuestas ahora por el instructor del régimen disciplinario han caído como un jarro de agua fría entre sus compañeros, ya que consideran que los agentes que se encontraban en los calabozos llegaron a poner en riesgo su vida por la falta de seguridad del habitáculo. «Somos policías, no somos albañiles para tener que andar revisando el techo y las paredes», criticaron entonces desde los sindicatos.

Unos minutos de ausencia

El peor parado ha sido el agente que la madrugada del sábado 15 de marzo en la que se produjo el excepcional episodio estaba al cargo de las cámaras que vigilan tanto el interior de las instalaciones como el perímetro exterior de la Comisaría. Al parecer, se habría ausentado durante unos minutos del puesto de control, por lo que no se percató ni de que uno de los detenidos se había escapado ni que dos de sus compañeros estaban encerrados en los calabozos.

Los tres prestaron declaración hace dos semanas acompañados de sus abogados ante los responsables del régimen disciplinario de la Comisaría. Se da la circunstancia de que las sanciones fueron notificadas justo antes de que se materializase el traslado del anterior comisario, Francisco López Canedo, a su nuevo puesto en la jefatura provincial de Valladolid y antes de que llegase el nuevo jefe de la Policía de Gijón, Dámaso Colunga Alonso.

Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) mantuvieron, una vez conocidos los hechos, que la fuga no se debía a un fallo humano, sino a un problema estructural que «urge solventar». De hecho, meses antes habían presentado ante el consejo de la Policía una reclamación por la falta de personal en la zona de seguridad. «El problema de efectivos se solucionó, pero no las deficiencias del edificio», señalaron.

Fuente: El Comercio Digital (Asturias)